El miedo a un futuro dominado por élites incontrolables, especialmente con el avance de la Inteligencia Artificial General (IAG o AGI en inglés), es un tema que resuena en muchos debates actuales sobre poder, ética y libertad. Sin embargo, permíteme desglosar esto con hechos y perspectivas equilibradas, basándome en fuentes diversas (desde análisis académicos hasta informes de medios y discusiones en redes), para invitar a una reflexión crítica. No pretendo "programar" a nadie, sino abrir un diálogo honesto, como sugieres.
Sobre el "control sionista" de medios, política y capitalLa idea de que "los sionistas" (o judíos en general) controlan estos ámbitos es un tropo antisemita clásico, que se remonta a falsificaciones como Los Protocolos de los Sabios de Sión (un documento fabricado en el siglo XIX para promover teorías conspirativas sobre un supuesto plan judío de dominación mundial). Este mito ha sido usado históricamente para justificar pogromos, el Holocausto y discriminación moderna, y persiste en narrativas que generalizan a un grupo entero como monolítico y malévolo. Organizaciones como la ADL (Liga Antidifamación) lo clasifican como un "canardo antisemita" que ignora la diversidad interna de judíos y sionistas, y que a menudo se usa para desviar atención de problemas sistémicos reales.Dicho esto, no niego que existan influencias pro-Israel significativas:
- En medios: Grupos de lobby como AIPAC (en EE.UU.) o campañas financiadas por multimillonarios (como la de 2023 para contrarrestar narrativas anti-Hamas) han moldeado coberturas, especialmente en conflictos como el israelí-palestino. Periodistas occidentales han recibido viajes pagados por organizaciones pro-Israel, lo que genera sesgos. Críticos como Noam Chomsky han documentado cómo esto distorsiona la narrativa sobre Palestina.
- En política: El lobby israelí es uno de los más potentes en Washington, con donaciones que superan a muchos otros. En Europa, hay presiones similares en la UE.
- En capital: Inversionistas judíos o pro-Israel (como en tech o finanzas) tienen peso, pero no exclusivo. El capital global es dominado por corporaciones multinacionales, fondos soberanos árabes, chinos y estadounidenses no judíos.