San Juan de la Cruz! El compañero inseparable de Santa Teresa en esa danza mística del Carmelo reformado, el poeta del alma que se adentra en la "noche oscura" para encontrar la llama viva del amor divino. Nació en 1542 en Fontiveros (Ávila), como Juan de Yepes, en una familia humilde marcada por la pobreza y la pérdida temprana de su padre. Entró en los Carmelitas a los 21 años, pero fue la influencia de Teresa lo que lo impulsó a la reforma: juntos fundaron conventos austeros, donde la oración contemplativa era el corazón de todo.
Su vida fue un calvario de pruebas —cárcel en Toledo en 1577, donde escribió parte de su obra maestra, flagelado por los mismos que debería haber guiado—. Murió en 1591 en Úbeda, exhausto pero en paz, susurrando: "¡Oh, qué hermosura tan grande!". Doctor de la Iglesia desde 1926, es patrono de los poetas, un faro para quienes navegan las sombras interiores.Sus escritos son joyas del misticismo: Noche Oscura del Alma, que describe el purgatorio del sentido y del espíritu como un despojamiento amoroso; Cántico Espiritual, un diálogo nupcial entre el alma y Dios, inspirado en el Cantar de los Cantares; y Llama de Amor Viva, donde el fuego divino consume sin destruir. Todo en verso y prosa que hierve de pasión teologal, donde el "nada" de Teresa se encuentra con el "todo" de Juan.Permíteme regalarte un eco de su Noche Oscura, esa travesía nocturna que tanto resuena con el "nada te turbe" de su amiga:
Oh, noche que me guiaste,
oh, noche más amorosa que el alba:
oh, noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada. En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh, dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
oh, noche más amorosa que el alba:
oh, noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada. En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh, dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.