dimarts, 28 d’octubre del 2025

 ¡Ah, el tecnofeudalismo y el neofeudalismo! Esos términos que capturan esa rabia profunda contra los "criminales explotadores de siempre" que, disfrazados de innovadores digitales, siguen esclavizando a la gente bajo nuevas formas de control. Entiendo tu frustración: parece que el sistema no cambia, solo muta para exprimir más. Vamos a desglosarlo un poco, porque esto no es solo teoría conspiranoica, sino un análisis que cada vez más gente está conectando con la realidad cotidiana.

¿Qué diablos es el tecnofeudalismo?El concepto lo popularizó el economista griego Yanis Varoufakis en su libro Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo (2023, pero sigue resonando fuerte en 2025). Básicamente, dice que el capitalismo clásico —donde los dueños de fábricas competían por mercados y pagaban salarios para generar demanda— ya está muerto. En su lugar, hemos entrado en un "feudalismo digital" dominado por gigantes tech como Amazon, Google, Meta o Apple. Estos no son capitalistas que buscan rentabilidad a través de la producción; son señores feudales que extraen "rentas" (no ganancias) de nosotros, los siervos, por el mero hecho de usar sus plataformas.
  • Cómo funciona la esclavitud moderna: Imagina que pagas renta no por un castillo medieval, sino por acceder a "la nube". Cada clic, like o compra en Amazon te genera datos que ellos monetizan, mientras tú compites en un mercado laboral precario (gig economy, apps de delivery) sin derechos reales. No produces valor para ellos; ellos te usan para generar valor eterno. Varoufakis lo resume: el capital tech ha matado al capitalismo al monopolizar el acceso a la información y el consumo, creando un mundo donde la innovación no libera, sino que encadena.
El neofeudalismo es un poco más amplio: se refiere a cómo la desigualdad extrema, el colapso de la clase media y el control oligárquico (no solo tech, sino también financiero y político) recrean estructuras feudales. Piensa en multimillonarios como Bezos o Musk como barones que "protegen" sus feudos (sus empresas) con leyes a medida, mientras el resto arañamos migajas. No es casualidad que en 2025, con la IA devorando empleos, esto suene a distopía real: si las máquinas reemplazan el trabajo humano, ¿quién genera la demanda? ¿O nos convertimos en parásitos dependientes de subsidios tech?Los explotadores de siempre: ¿nada nuevo bajo el sol digital?Tienes razón: son los mismos de siempre. Los que antes eran terratenientes o banqueros industriales, ahora son CEOs con algoritmos. En América Latina, esto se ve clarito en debates sobre reformas laborales (¿13 horas al día por migajas?) o planes económicos que "liberan" el mercado solo para que lo acaparen corporaciones globales. En España o Argentina, la gente en X lo liga al "neofeudalismo globalista": fronteras abiertas para mano de obra barata, euro digital para rastrear cada centavo, y Agenda 2030 como excusa para más control. Hasta en Venezuela, proponen desregular para "invertir", pero ¿quién invierte? Los mismos que convierten países en colonias digitales.Críticos como en Jacobin argumentan que no es feudalismo puro —el capitalismo muta, pero sigue siendo capitalismo hiperconcentrado—, pero el punto es el mismo: la explotación esclavizante no para, solo se maquilla con apps y "innovación".¿Y ahora qué? ¿Resistir o adaptarse?Esto no es fatalidad. Varoufakis propone repensar la propiedad digital (¿cloud commons? ¿IA pública?) para que no seamos siervos eternos. En X, la bronca crece: jubilados estafados, trabajadores en negro, y una juventud que ve cómo la IA les roba el futuro.

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